Final de la primera parte

08-03-2011.
Al principio de estos relatos y vivencias decía que las tres satisfacciones que el hombre tiene en la vida y que aspira a realizar son: tener hijos, plantar un árbol y escribir un libro. Las dos primeras las tenía superadas, escribir un libro la veía más difícil y complicada. En mi mente y en mi corazón sentía un inefable deseo de realizarla, y ya con mis setenta y tres años de vida ese deseo creo haberlo satisfecho, pues usted que ha tenido la paciencia de leerme estas mal hilvanadas vivencias y relatos lo corrobora con su lectura. Si usted es de mi pueblo, en estas páginas habrá conocido personajes y situaciones que desconocía o las había pasado por alto, y creo que le habrá agradado el conocerlas o recordarlas. Y si usted no me conocía, he dejado al descubierto cómo he sido, cómo soy y cómo creo he de seguir siendo mientras que mi ya curvado cuerpo haga sombra en esta vida.

El que realiza un trabajo cree que su obra es las más perfecta. No me quiero engañar; yo, a estas vivencias, le he puesto todo el calor, la voluntad, el escaso bagaje cultural que poseo y he quedado satisfecho; pero sé que el hombre, proponiéndoselo, es capaz de dar más de sí y alcanzar metas no soñadas.
Tengo que agradecer a los que me han ayudado a conseguir este sueño ya realizado: a mi hijo Fernando, que se ha encargado de poner a punto la ortografía y la redacción; y a mi querida nieta Mari Ton¡, que ha consumido mucho tiempo precioso delante de su ordenador para hacer realidad una de las tres satisfacciones que aún no había conseguido.
Gracias a los dos.
Fernando
***
Yo no heredé ese don literario, ni esa pasión por la lectura de mi abuelo. Sin embargo, hoy me van a permitir que me atreva con estas líneas.
Quisiera dar las gracias.
Siempre he tenido el deseo y la curiosidad de viajar al pasado. ¡Cuántas veces he deseado ver por un “agujerito” a mi Úbeda de años atrás, a mi gente…!
Este libro ha sido para mí, mi mirilla. Con él me he asomado a la vida de mis abuelos, de mi madre, de mis tíos, de mi pueblo… y he disfrutado. He conocido situaciones y momentos que no imaginaba, y he compartido el sentir y la forma de vivir de una buena persona.
Por eso, soy yo quien desde aquí quisiera dar las gracias.
Gracias por legarnos a mí y a los tuyos este maravilloso pedacito de ti.
Mari

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