Un puñado de nubes, 24

25-03-2011.

—Te encuentro más nervioso que otros días, papá. ¿Se puede saber qué te traes entre manos? —peguntaba Teresa preocupada—.

—No es importante. Ayer estuve con Alfonso tomando unas cervecillas y charlando un buen rato. Como no sea eso…

—Es que cada día que pasa tengo la sensación de que estás más triste, como más ausente.

—No te figures lo que no es. Aparte de echar de menos a tu madre, no hay otros problemas. Tengo mi casa, dinero suficiente para cubrir mis necesidades y darme algunos caprichos. Tengo dos hijos maravillosos… Por cierto, ¿qué sabes de tu hermano? Hace más de un mes que no me ha llamado.

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