Ha muerto Eladio, amigo y compañero. Ha muerto con los sueños deshechos a decepciones y el alma herida de incurable soledad. Podrá decirse con más acierto, con más o menos tristeza, pero lo cierto y verdad es que hoy nos deja para siempre uno de los compañeros más buenos y más brillantes que han pasado por las aulas de las Escuelas. Hoy hay luto en el corazón de los alumnos y la bandera de la Institución debería ondear a media asta. He pasado la mañana leyendo sus escritos en la página web de nuestra Asociación. Recordar sus escritos en este día, leer aquellas historias alegres e inocentes que contaba, ha sido un gran consuelo para mí. La del hombre enfermo, que en sus últimas horas, veía saltar conejos desde la cama del hospital.