Ni barco ni puerto

Bien dejo claro que lo que escriba acá abajo son pareceres propios que solo los muestro para suscitar tal vez algo de intercambio de ideas, algo de controversia o de debate no mediatizado ni influido por intereses ajenos al simple formulario de ideas y opiniones particulares. Nada de servir como transmisión de ideologías ya patentadas y explotadas a niveles de la sociedad establecida oficialmente. Sé que algunos consideran que mis escritos son a veces “duros”, ¿a qué engañarnos?, no estoy para componendas.

Voy a tocar el mal barco de la “enseñanza”.

Y es un mal barco porque no va correctamente patroneado, incluso me temo que tiene más patrones que marineros y así navega. Además de no saber a qué puerto acogerse con cierta seguridad. Ni el barco vale ni el puerto está. Consecuencia lógica, la deriva más absoluta.

Así considero que andamos en esto de la “enseñanza”. Y me meto voluntariamente en este barrizal a sabiendas que puedo quedarme atrapado. Es cierto, porque se han desatado tantos intereses alrededor del asunto que ya lo fundamental ni se sabe qué es.

Ahora se lanzan contra el nuevo proyecto de ley (LOE) del actual Gobierno, uno más entre tantos de los despropósitos que se han venido perpetrando desde los ochenta del siglo pasado. Sí, los desatinos se vienen cometiendo desde allá y las consecuencias se vienen sufriendo desde allá y notando ahora con más intensidad… No comentaré nada de las “evaluaciones” que nos están llegando desde otros lugares de la Unión Europea. Podemos hacer oídos sordos a tales datos; podemos minusvalorarlos porque no nos interesa aceptarlos (pues sería aceptar nuestro fracaso); podemos insistir en el “mantenella y no enmendalla” y si quieres caldo, dos tazas más; pero lo que es y se anuncia como manifiesto ahora ya lo sabíamos algunos o bastantes que iba a suceder… Pero, claro, nosotros no éramos quienes para manifestar nada, puesto que, ¿quién lo duda?, había y existían “especialistas y técnicos” que sabían mucho más de ello y no se iban a equivocar.

¿Quién no admite que en la guerra el soldado estará en las trincheras y el general en el búnker? Pero se sabe que el mejor general, por lo común, es el salido de las filas del soldado, pues conoce como nadie el funcionamiento de la guerra y las necesidades de la tropa; salvo que el general sea un arribista que ascendiera por tirar de las levitas, más que por su capacidad. Aquí a los soldados de trincheras, los enseñantes, se les ha bandeado con solo palabrillas para lavarse las conciencias (versus “vocación” como al soldado “heroísmo”) y se les ha dejado a merced de todos los ataques desde todos los frentes, potenciándose algunos que antes no existían o estaban controlados. ¿Qué control efectivo y verdadero existe por parte de los “generales y mandos” de la “enseñanza” si no es solo que a ellos no les alcance la metralla, de las consecuencias de sus descabelladas normas y decretos…? Y no les alcanza, oiga, porque están muy bien a cubierto. Ya procuraron quitarse de en medio a tiempo, ¡qué maravillosas son esas oficinas de cargos, especialidades y cada vez más organizadores de naderías!, ¡qué de papeles generan, qué de órdenes y estudios sesudos sobre el sexo de los caracoles…!

Mientras, en colegios del grado que sea, cada vez es más difícil aguantar la presión que se va generando. Ni se enseña en condiciones ni, olvídense, se educa. ¿Qué he escrito, EDUCAR…? Porque es ya imposible. No, no me vengan algunos, esos de las revistas especializadas que salen en ellas mostrando experiencias y estadísticas, porque en general y sálvese el que ciertamente puede hacerlo (no dudo que hay gentes muy trabajadoras y honestísimas) los que realizan estos trabajitos “pedagógicos” lo hacen o en centros muy localizados y concretos dotados ex profeso de los medios adecuados y ellos liberados para esa dedicación o se los apañan descuidando muy mucho otras obligaciones diarias. Además que, en general, sus resultados y deducciones no son extrapolables al común de los demás centros, porque en los demás no existirán las mismas condiciones de la experimentación. Y este es un pecado muy común en estos últimos decenios y forma muy adecuada de ascender al generalato.

El fracaso está así servido, además de potenciado, porque tanto cambio, tanto ir y venir, tanta fantasía en los diseños curriculares, tanta mentira de que se van a hacer, se van a poner, se van a ampliar… y cuando eso llega no hay ni un duro verdadero que se invierta en conseguirlo (todo al fin a costa de las órdenes perentorias, las presiones de inspecciones y la “buena voluntad” del personal premiada con algún punto extra). Por cierto, muchos de esos puntos extras, por ser buenos, han acumulado los historiales de los que han sostenido todos los tingladillos. En ello han sido más listos que otros (entre los que me incluyo). Miren, desde que se introdujo la reforma de la EGB, que tras algunos balbuceos y fracasos pudo al final consolidarse, no se ha conseguido nada eficaz y si había que reformarla (cosa dudosa) solo lo había de haber sido en ciertos detalles doctrinales o de contenidos religioso-políticos. Ni veinte años tuvo de vida y sin embargo se había asentado y funcionaba como una seda. Vino la LOGSE, que no llega a puerto ni otros veinte años que navegue, antes se hunde y nos hunde.

Ahora la LOE. Y algunas voces salen y empiezan a decir ciertas verdades, por las que están más que autorizadas a manifestarse en contra; pero los que solo quieren sus privilegios muy particulares en este “mercado de la enseñanza” van y se lanzan a degüello con una fabricación de mentiras las más extraordinariamente usadas y viejas.

¿De qué libertad de elección de centro se ha privado a nadie (eso lo decían también hace veinte años)? Muy al contrario, y es verdad que los que solo tienen la posibilidad de acceso a la enseñanza pública están obligados a elegir un centro determinado, ¿esos no tiene derecho a elegir el que quieran o a pedir uno mejor, sea concertado o privado…? Pues no, y no es culpa de las leyes “socialistas”, porque ustedes saben muy bien dónde se colocan tanto concertados como privados: donde pueden ser “rentables”. Vengan y cuenten otros cuentos.

Lo del espacio religioso tiene bemoles: es un sainete del diecinueve. Todavía no se asume que los obligados a dar las enseñanzas religiosas son en primer lugar los religiosos, los padres a seguirlas (si quieren) y favorecerlas, enviando a sus hijos a esos estudios confesionales, y los gobiernos a garantizarles su libre ejercicio, repito, libre ejercicio, no obligación de ejercicio. Que lo otro es lo “de antes”. ¿Es que habremos de recordarlo siempre? Ya cambiaron las cosas en algo, respeten y respetaremos, ofrezcan y ofreceremos, pero si solo se piden privilegios disfrazados de supuestos derechos y libertades ¿qué quieren? Entiendo que se enfrenten los que se ven así obligados a ser siempre “de segunda o tercera categoría”.

En fin, que el tema es muy grave y no debería quedarse en la sola propaganda maniquea de los unos y los otros (y en medio quienes lo único que les interesa es descabalgar al enemigo).

 

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Publicado en: 2005-11-17 (53 Lecturas).

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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