«Maquiavelo. El complot», de Magdalena Lasala

Gracias a todos ustedes por la asistencia a un acto organizado por la Librería Escarabajal y, en particular, por Ana Escarabajal, el alma de una librería con alma, en la que se pretende la promoción de la lectura y la difusión de la cultura. Para ello contamos con una obra importante, cuyo protagonista es una de las figuras históricas más controvertidas y polémicas: Nicolás Maquiavelo, uno de los personajes “malditos” de la Historia ‑al igual que Voltaire o Nietzsche y también Azaña‑. El laicismo pregonado por el filósofo y político florentino, aparte de sus críticas mordaces hacia la corrupción y los vicios del clero, va a crearle grandes dificultades en vida y, quizás, la creación de una imagen tergiversada de su obra política.

Y nuestro agradecimiento, por su presencia, a Magdalena Lasala, una escritora que nos presenta hoy una novela histórica o una biografía novelada que es más que una novela.
Probablemente alguno de ustedes conoce la obra de nuestra autora. Se trata de una escritora polifacética: poesía, ensayo, novela, teatro, prosa poética…, casi todos los géneros literarios son objeto de atención para Magdalena Lasala. En todo caso, la lectura de su Maquiavelo, que hoy presentamos, nos convertirá ‑estoy seguro‑, en sus incondicionales seguidores.
Sin duda, el personaje de Maquiavelo ha seducido y enamorado a la autora, pero yo creo que esa capacidad de seducción la ha extendido a todos los que nos hemos acercado al personaje y al periodo histórico al que nos traslada, a través de su pluma vigorosa: la Italia y la Florencia de finales del siglo XV y de principios del XVI, posiblemente la etapa más luminosa del Renacimiento, un movimiento ya especialmente relumbrante, en donde la filosofía, el arte y la política conforman un mundo nuevo que gira alrededor del hombre (antropocentrismo) frente al teocentrismo medieval.
Quiero referirme, brevemente, a dos aspectos fundamentales del libro: uno, formal, y otro, que atiende al contenido y al objetivo, si es que lo hay.
Desde el punto de vista formal (no soy especialista), se trata de una novela que, como todas, tiene elementos de ficción, pero que, a mi juicio, adquiere ribetes propios del ensayo (buena prueba de ello es que he subrayado el texto, y eso no lo hago nunca con una novela). No es, por supuesto, una novela liviana e insustancial, sino que aprovecha una trama bien organizada en la que se entrecruzan amores, amoríos, odios, intrigas, conjuras, lealtades, felonías (los ingredientes propios del género) para introducirnos en el mundo mágico, aunque también tortuoso, del Renacimiento florentino. Una novela en la que se imbrican con naturalidad aspectos diferentes que aquí son complementarios e inseparables: Historia, Literatura, Política, Filosofía, Arte, Religión… Una novela, al fin, en la que Magdalena Lasala mezcla sabiamente, según el momento y circunstancias, dulzura y suavidad con energía, pulso e intensidad narrativa; personajes y momentos reales con otros de ficción, en una cadencia llena de verosimilitud.
En cuanto a su contenido, la autora nos sumerge en un mundo sugestivo y complejo, en el que nos presenta un mosaico de difícil encaje. Los ambientes cortesano, político, diplomático, militar, artístico, literario, religioso, desfilan a través de la paleta narrativa de la autora que les dota de unidad y equilibrio. Una unidad poliédrica, eso sí, de muchos aspectos que se comunican entre sí.
Y en ese contenido destaca, junto a protagonistas tan relevantes como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Rafael Sanzio, los Borgia o los Médicis, la figura eminente de Maquiavelo, un personaje maltratado, tergiversado y demonizado por determinados intereses de grupos ligados a movimientos ultraconservadores, cuando no claramente reaccionarios. Magdalena Lasala rescata y enaltece al político florentino, destacando su aportación humanista, modernizadora y, hasta cierto punto, democrática al acervo teórico sobre la concepción del Estado. Lejos de la inmoralidad o amoralidad predicada del político y escritor florentino, Magdalena Lasala nos muestra una personalidad con un fuerte componente de lo que hoy llamaríamos moral cívica y social.
(No sé si estamos ante un ejercicio de auténtica revisión de la figura histórica de Maquiavelo, en la que la autora pone una extraordinaria pasión en mostrarnos una visión superadora del viejo cliché condenatorio. Lo maquiavélico ‑astucia y mentira sincronizadas‑ sería, pues, algo completamente inventado).
Daré sólo dos ejemplos de esta modernidad:
1º. La defensa de un ejército nacional formado por voluntarios, frente al ejército de mercenarios imperante en la época, nos transporta a la Ilustración y a la Revolución Francesa, es decir, al comienzo de la Edad Contemporánea. El pueblo en armas revolucionario sería el instrumento de defensa de un Estado como Florencia.
2º. Su ambiciosa teoría de la unificación italiana, regida por un príncipe en armonía con el pueblo, nos conduce al movimiento republicano de unificación encarnado por Giuseppe Mazzini y su “Joven Italia”, más que a Cavour y su monarquía piamontesa, que a la postre sería el que triunfase en la segunda mitad del siglo XIX.
Por todo lo dicho y por muchas más razones, Maquiavelo, de la pluma de Magdalena Lasala, tiene hoy más actualidad que nunca.
Les aseguro que no les defraudará su lectura.
Cartagena, 11 de noviembre de 2005.
(46 lecturas).

Autor: Juan Antonio Fernández Arévalo

Juan Antonio Fernández Arévalo: Catedrático jubilado de Historia

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