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«Fue entonces cuando Cipriano Algor dijo, No te preocupes, llegaremos a tiempo, No estoy preocupado, respondió el yerno, disimulando mal la inquietud, Ya lo sé, era una manera de hablar, dijo Cipriano Algor. Giró la furgoneta hacia una vía paralela destinada a la circulación local, Vamos a atajar camino por aquí, dijo, si la policía nos pregunta por qué dejamos la carretera, acuérdate de lo que hemos convenido, tenemos un asunto que resolver en una de estas fábricas antes de llegar a la ciudad».
José Saramago, La Caverna, p. 14.

La verdad es que uniformar siempre resulta poco original. Todos iguales. Podríamos escribir de la manera que nos pareciese más conveniente y, así, tendríamos algo personal en nuestra expresión escrita. Por ejemplo, escribir las palabras sin vocales trabadas, salvo las que vayan sueltas: ¿m xplc o n m xplc? ¿Por qué Js Srmg no ha sido más atrevido y ha escrito así su texto?:
F ntncs cnd Cprn lgr dj, N t prcps, llgrms a tmp.
Está claro que no podemos llegar a estos límites. Sería difícil poder entendernos. Ya es problemático el conocimiento de todos los términos, y es el contexto el que nos ayuda en ocasiones generales a salir del paso, cuanto más si le añadimos la dificultad de la enunciación o de la escritura.
La evolución lingüística es constante, pero su ritmo es lento, en comparación con la vida del género humano. Los medios de comunicación han acelerado el ritmo de asunción de las variantes fonéticas y, por ende, de igualación de dichos fenómenos. Pero, aún así, el ritmo diacrónico de la evolución lingüística es generacional. Por eso, ante la duda, ante el esnobismo, ante la originalidad formal, quizá convenga ser un poco discreto y escribir de la forma aceptada por las Academias de la Lengua.
La gente no quiere complicarse la vida con guiones, con ortografías, con tildes… No interesa la lengua como medio artístico sino como medio útil de intercambio de información. Cuanta menos semántica usemos, menos sintaxis y menos fonética, más ligeros de equipaje iremos por la vida. Y el resultado será, pizca más o menos, el mismo.
He aquí un ejemplo:
Mchas grcias, Daniel!
T Dso lo = & añado q nunk T falTn la fe, l ánimo, Nrgía, SfuRzo, ntusiasmo & Kli# xa Dsrrollar tus ilusions.
Djndo atrás mi qrido Pirineo, 1Bsoto toT, E.
La palabra escrita es un sucedáneo incómodo de la hablada, que es la que realmente cuenta para las personas. Por eso se huye de la ortografía, expresión incómoda, que no refleja realmente el pensamiento, sino un aprendizaje escolar. ¿Gabo estará de mi parte, cuando escribe lo siguiente?:
«Hoy mi problema sigue siendo el mismo: nunca pude entender por qué se admiten letras mudas o dos letras distintas con el mismo sonido, y tantas otras normas ociosas».
Vivir para contarla, p. 193.
25-02-04.
(101 lecturas).

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