¡Hermoso Niño!,
en cuna de rosas,
con luz de mil soles…,
a mí me arrobas.
Cuando miro a tus ojos,
¡lluvia de estrellas!,
que en hilillos de oro,
a Ti reflejan…
¡Oh, dulce Niño!
¡Luz en la cuna!,
manantial de Gracia,
tu amor es locura…
Si se apaga la luz
en noche oscura,
tu rostro nos irradia
¡blancura pura!
Hermoso Niño mío,
con tu sonrisa,
las estrellas del cielo,
se cauterizan.
¡Vuelvo a mirarte!;
mi alma ya navega
para besarte…
y cogerte en mis brazos.
¡Divino Infante!