Por Dionisio Rodríguez Mejías.
3.-Preparando el terreno.
Velázquez bajó las ventanillas para que disfrutaran del aire de la mañana y, conduciendo sin prisas, se dirigió hacia el interior de la finca, para que mientras hablaban de negocios, sus invitados contemplaran la piscina, la zona deportiva, las pistas de tenis…
―Veo, señor Barroso, que el negocio de las salchichas marcha viento en popa ―dijo Velázquez, cediendo el protagonismo al industrial—.