Por Dionisio Rodríguez Mejías.
2.- Los impresionantes gastos de urbanización.
Ante la alarmante caída de ventas que atravesaba la empresa, el presidente se reunió con los cuadros directivos y propuso una medida que, a modo de salvavidas, rescatase del desastre a los vendedores supervivientes del naufragio, y permitiese que los autocares continuaran subiendo a la urbanización las semanas siguientes. La medida consistía en abrir una nueva vía de liquidez, a base de cobrar los “gastos de urbanización” a los parcelistas más antiguos. La propuesta fue muy celebrada por los incondicionales de siempre, que veían así una fórmula para continuar viviendo del sistema sin demasiados esfuerzos. Más difícil resultó encontrar a la persona adecuada para hacerse cargo de recibir a los parcelistas y plantearles el nuevo desembolso, porque el asunto tenía su miga.