Por Dionisio Rodríguez Mejías.
2.- La operación del milagro.
Paco, que llevaba un buen rato esperándoles a la salida del ascensor, los saludó como si fueran de su familia, y los acompañó a la sala donde se firmaban los contratos. Sobre la mesa, perfectamente alineadas, estaban las carpetas con los documentos, las letras y media docena de bolígrafos Bic. Con su natural aplomo y simpatía, los acomodó retirando el respaldo de las sillas de las señoras, gentilmente; y, cuando los dos matrimonios estuvieron instalados, pidió permiso para avisar al jefe de ventas.