“Los pinares de la sierra”, 46

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

5.-A la espera del señor Recasens.

Entre unas cosas y otras, se nos hizo excesivamente tarde y, al día siguiente, llegué al banco sofocado, con un humor de mil demonios y quince minutos de retraso.

―Buenos días, jovencito, ¿se le han pegado las sábanas esta mañana?

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