“Los pinares de la sierra”, 41

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

8.- Asegurando la operación.

Serían las dos de la tarde más o menos, cuando ‑finalizado el sorteo‑ volvimos al autocar para regresar a Barcelona. No lo supe hasta después, pero cuando estaba a punto de subir, José Carlos Maqueda, uno de los vendedores veteranos, nos dijo que, por un asunto familiar, tenía prisa en llegar a Barcelona y, gentilmente, nos ofreció su coche para regresar. Los señores Recasens aceptaron encantados y, sin perder un momento, subimos al coche y en menos de cincuenta minutos estábamos en Barcelona. Siguiendo las instrucciones de lo que el señor Bueno llamaba “El proceso de bajada”, durante el trayecto, Maqueda les habló de la inconveniencia de compartir ciertos asuntos con amigos y familiares.

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