Por Fernando Sánchez Resa.
Pasó (¡como un rayo!) el período vacacional de Semana Santa y el jueves, 24 de abril de 2014, los incondicionales retomamos nuestro devenir cinéfilo, sintiéndonos dulcemente obligados a ir al cine como acto mágico necesario. Por alguna razón, la sala andaba escasa de público, a pesar de que comenzábamos un cuarto de hora más tarde que antes de las vacaciones (a las 8:45 h); aunque pronto intuimos el porqué: lo gratuito trae estos resultados; y más, si se trata de películas antiguas o en blanco y negro que tienen tanta enjundia…