Por José María Berzosa Sánchez.
En la época de “El Quijote”, el papel de la mujer en la sociedad era muy restringido. Su actuación se limitaba al hogar. Sus funciones principales ‑y prácticamente únicas‑ se reducían a ser madre y esposa. Esto era considerado como el deber fundamental y primero de la mujer, y quienes no cumplían con ello eran mal vistas por el resto, ya que consideraba que no estaban cumpliendo con su deber básico. Con esto, la mujer quedaba recluida en su casa, sin tener acceso al mundo exterior, el cual quedaba reservado exclusivamente para los hombres. Una sociedad de estas características, celosamente patriarcal, marginó a la mujer de la educación y la cultura, ya que se consideraba que para ser una “buena mujer” bastaba que fuera instruida en las labores domésticas.