Por Juan Antonio Fernández Arévalo.
Hay países donde existe una “especialidad” endémica que les distingue de otros. No es que sea en exclusiva, pero se produce con más intensidad y es más exitosa y espléndida. Eso sucede con la mafia siciliana o napolitana, que se extiende por toda Italia y que alcanza su cénit en Estados Unidos, durante los años 20 y 30 del pasado siglo. El nombre de Al Capone es un símbolo y la película “El padrino” (para muchos la mejor de la historia), de Francis Ford Coppola, la representación más genuina. Y no es que en el resto del mundo carezcamos deorganizaciones tan excitantes, sino que fuera de los lugares citados parece perder originalidad y brillantez.