Cuando llega el silencio
el tiempo se detiene.
La medina es una flor vacía,
de la que sólo quedan
su olor indestructible,
sus círculos de sombras y de espectros.
La memoria nos miente
para hacernos creer
que nunca hemos estado
en este laberinto,
entre extranjeros presos
en el asombro y la belleza.