Acto del nombramiento de Jesús Mendoza SJ, 2

29-09-2011.

Primero deseo darles las gracias por su presencia y, a los que son de fuera, les ofrezco la hospitalidad que siempre ha caracterizado a Begíjar, y más en este día de fiesta.

Es para mí un orgullo presentar este acto, con el que el pueblo de Begíjar hace justicia a uno de sus hijos más ilustres. Me es aún más grato, porque sé, de buena fuente, que a su hermano José Ignacio Mendoza, también sacerdote jesuita, le ha llegado la noticia allá en el lejano Ecuador y también se le ha remitido una copia en PDF del pergamino que posteriormente se entregará. Son cosas de las nuevas tecnologías, que permiten hacer lo que hace años era impensable.

La Corporación Municipal de Begíjar, en sesión plenaria celebrada el día cinco de septiembre del corriente, nombró ‑a instancias de quien les habla‑ hijo predilecto de la Villa de Begíjar ‑con imposición del escudo de oro‑ a don Jesús Mendoza Negrillo, padre jesuita, nacido aquí ‑en nuestro pueblo‑ el 12 de enero de 1924, hijo de los maestros don Ramón Mendoza y doña Ana Negrillo.

Hoy pocas personas podrán ya acordarse de este matrimonio ejemplar, que vivió en Begíjar, donde nacieron sus siete hijos: Ramón, Juan de Dios, José, Jesús, Ana, Amalia y Loli. Todos ellos, salvo Ramón, profesaron votos religiosos.

Don Ramón, maestro nacional, impartió su magisterio en nuestro pueblo de 1916 a 1931, siendo un maestro de maestros, puesto que, gracias a su enseñanza y magisterio, muchos de sus alumnos, siguiendo sus pasos, también fueron maestros.

El Colegio de Enseñanza Infantil y Primaria de Begíjar lleva su nombre y en su puerta hay una placa que lo recuerda. Dicha placa estuvo colocada desde 1957 a 1994 en la fachada de este edificio, que antiguamente albergaba las escuelas (como muchos de los presentes recordarán) y luego fue trasladada, también el día 25 de septiembre de 1994, a su emplazamiento actual, siendo dicho acto presidido por don Jesús.

Las mismas palabras que se dedican a su padre se pueden aplicar, en este caso, a don Jesús Mendoza; y podemos decir también de él que «una profunda vocación presidió los actos de la vida profesional de este gran maestro, perfecto caballero cristiano y hombre culto y bueno».

Yo conocí a don Jesús allá por el año 1992, en un programa de televisión, al que acudió una representación del pueblo de Begíjar. Desde entonces, guardo muy gratos recuerdos de él. Lo invité, como concejal de la Corporación, para que hablase de la figura de su padre, como maestro. Me entrevisté con él, la primera vez, en la Safa de Úbeda; y luego he tenido la ocasión de hablar en bastantes ocasiones con él. La última vez, hace unos siete años, lo saludé después de misa, me conoció, pero ya no se acordaba de mi nombre.

Siempre me ha parecido una persona cultísima, entrañable, cercana, muy llana, algo tímida, pero con un gran don de gentes, con un gran carisma. Una persona que amaba al pueblo que lo vio nacer y a sus gentes. Eran frecuentes sus visitas con motivo de las fiestas de Semana Santa, de la Fiesta del Señor que ahora conmemoramos, donde siempre podíamos verlo oficiando o ayudando en misa. También visitaba a sus amistades, sobre todo a antiguos alumnos de su padre.

Sobran razones para reconocer los méritos de nuestro paisano, don Jesús Mendoza Negrillo. Decir que cursó bachiller en Linares; Humanidades (letras y lenguas clásicas) en Comillas (Santander); estudió también en la Universidad de Salamanca; el Noviciado en la Compañía de Jesús, en el Puerto de Santa María (Cádiz); y Filosofía, en Madrid, donde se licenció con la calificación cum laude.

Igualmente, que ejerció como profesor, en el colegio de San Ignacio, en Las Palmas de Gran Canaria; que se licenció en Teología, también con magna cum laude, en Granada; que se diplomó en Lengua Inglesa en la Universidad de Jaén y que se doctoró en la Universidad de Valencia.

Don Jesús llegó a Úbeda en 1959, permaneciendo desde entonces en la ciudad de Los Cerros casi ininterrumpidamente y abandonándola solamente por motivos de estudios o para viajar por diversos países iberoamericanos, guiado por su vocación misionera. Su implicación en la vida de la ciudad de Úbeda y de su comarca, a través de Safa, ha sido fundamental en la educación y formación de cientos de niños y jóvenes, entre ellos muchos de Begíjar. Profesor de Religión, Inglés, Filosofía o Historia, ha compaginado la vocación docente que heredara de sus padres con una inmensa vida pastoral, puesta siempre al servicio de los más necesitados.

La vida y la obra de don Jesús Mendoza han sido reconocidas con multitud de premios y homenajes, destacando en 2003 el premio Corazón Joven que le otorgaron los jóvenes de Acción Católica y el reconocimiento como Hijo Adoptivo de la ciudad de Úbeda en 2006.

Una persona con este vasto bagaje académico que supo estar pegada a la realidad social que la rodeaba y que puso ella misma al servicio de sus semejantes y, paralelamente a su formación, por donde quiera que fue, vivió de continuo entregada a la causa de los pobres y de los enfermos, sin pedir nada a cambio y con la única ambición de hacer el bien en nombre de Cristo.

Esta actitud choca con el pensamiento actual, donde todo es relativo, rápido, pasajero y donde priman las apariencias. Por ello, por su cercanía al suelo es por lo que hemos podido apreciar la gran altura y valía de nuestro paisano, don Jesús Mendoza, SJ. Con este nombramiento, el pueblo de Begíjar reconoce la labor del padre Mendoza que, desde que se ordenó sacerdote, ha dedicado su vida al servicio de los más necesitados, a la promoción de Manos Unidas, a la coordinación de la Fundación Fe y Alegría, a cientos de actividades de Acción Católica, a mil formas de hacer el bien a sus semejantes. En definitiva, un hombre honesto, calificado como hombre de Dios, con un gran sentido del deber, vocación de servicio y un convencimiento de que es posible hacer desde la educación un mundo menos materialista y con rostro humano.

Por todo esto, el pueblo de Begíjar premia la inmensa valía de este begijense ejemplar, profundo intelectual, magnífico profesor, buena persona y sacerdote ejemplar.

Permitidme, para terminar, usar las palabras que le dedicó un antiguo alumno de Safa con motivo del homenaje que le rindió el pueblo de Úbeda: «¡Benditos sean los pueblos que reconocen a los hombres por su humildad y su trabajo; y bendito este maestro, hijo de maestros, que ha dedicado su trabajo a sembrar en los surcos de los niños y los jóvenes semillas de mostaza; de mostaza injertada en el bien ser, renunciando de por vida al bienestar!».

¡Dios se lo premie, padre Mendoza! Hoy es un día grande para Begíjar, para la Safa y para toda la comarca de La Loma.

Muchas gracias.

Miguel Martínez Marín
Concejal del Ayuntamiento de Begíjar

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