07-09-2011.
Recostado en una chaise-longue de la terraza-bar del hotel Schatzalp de Davos, Alfonso contemplaba los macizos del Jakobshorn y del Brämabüel. El panorama era realmente espectacular. Trescientos metros más debajo de la terraza se extendía Davos, la ciudad del cantón de los Grisones, en donde se celebraban los encuentros internacionales financieros y políticos más importantes del mundo.