09-09-2011.
No habían ido muy bien las cosas por La Luna. Indalecio tuvo que cerrar el bar en agosto. Ni un alma. En julio ya tuvo pérdidas. Cuatro cafés mal contados, unos refrescos o unos botellines no daban para pagar la luz, la contribución, los suministros y el jornalillo de Amalia. Además, el bar no tenía aire acondicionado. Así que Indalecio le dijo a Amalia la última semana de julio: