26-02-2011.
Hablarte hoy de amor, y en la situación en que estoy, es una falacia. Ya me vas entendiendo, ¿verdad, amigo Cirno? Me refiero al sentimiento. No te estoy hablando del amor que empieza y termina en la carne. Amor, como sentimiento profundo, sólo he sentido por dos mujeres: mi madre y la tierna Neubola. Y bien distintos fueron entre sí. ¿Gozar del cuerpo? Ya puedes imaginar: toda una lista de sucesos de los que apenas si guardo en la memoria un puñado, por lo satisfactorio o por lo doloroso.
Quizás por ello el amor, entonces, al ver que mi barba encanecía y el cabello me faltaba del casco, entre giros de sus alas de reflejos de oro, decidió sobrevolarme y pasar de largo. No he vuelto a sentir su proximidad.