Día a día, en la atardecida

Muchas gentes, educandos, familiares, amigos transitaron mi vida. Algunos hoy visitan mi casa. Todos me traen el pan fresco, entero de su vida y amistad. Yo gozoso contemplo su elástica energía. Accionan, se yerguen… van y vienen. Manejan futuros y proyectos… Me hacen dudar si yo alguna vez también estuve ágil… Si nadé el río del tiempo sin balizas restrictivas… ¿Soy yo aquel hombre reacio a prestar libros a cualquiera? ¿0, quien por nada del mundo regalaba cachivache alguno adquirido en mis alejadas correrías? Quántum ab illo mutatus! iQué cambio! Hoy no hay visita a la que deje írseme con las manos vacías. A veces, cuando me desengarzo de libros amados, resquicios doloridos me restriegan el ánimo…

Poco hace, más me hundía pensar en deshacer mi biblioteca que mi patrimonio. Objetos, motivos, signos de mis valoraciones humanistas, estéticas se los dejo a quien por afecto y afinidad los ha de considerar. Poco valen. Pero en ellos cifraba yo mis desvaídos saberes y encendido fervor por el mundo helénico. Una lechuza insomne. Diez centímetros de ónix. Exquisita factura y veinte años mirándome. Esbelto caballo de bronce. Airoso y altivo. Ecos de Troya y ritmos homéricos lleva en su trote. Y un facsímil autenticado de un original griego, precristiano… Un ánfora. Años, la he acariciado… Esperaba que desembuchase celos, amores y canalladas de héroes y dioses, que Homero no me contó.
Desasirme de mi amplio ajuar es cortarme la piel a trozos. iQué desnudez! Cada pulgada de mi casa, cada tema, materia que la viste… las plantas, los libros… clavos eran que me cosían a la vida. Detalles, motivos, colores… hilos, de los que pendía un viaje, una aventura… mi historia, mi vivir… Pero así es la vida. Y, hoy, todo a punto, más que plañir con Ovidio ‑cum súbit illius tristíssima noctis imago…‑,más me complace afirmarme en que la vida siempre es fecunda y creativa. Y que siempre sigue floreciente y bella. Y mis cosas ‑chucherías, al fin‑, se adecuarán. Y hallarán eco y acomodo en otras casas. Y gozo y alegría han de despertar en otras sensibilidades… Mi deseo es que mis gentes, aun desconociendo su historia, su anecdótico rodar hasta mi casa, lo disfruten.

 

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Publicado en: 2005-08-30 (34 Lecturas).

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