Desuso de «cuyo/a, -s»

En la oración El coche cuyas ruedas estén desgastadas es un peligro rodante, cuyas es un relativo que desempeña una función anafórica porque reproduce semánticamente el antecedente coche, pero también es adjetivo posesivo porque indica que el complemento ruedas pertenece al antecedente. Por esa razón, en el uso coloquial cuyose descompone indebidamente en *que su, para marcar de forma analítica sus dos valores de relativo y de posesivo. De ahí que se diga *Tengo una vecina que su padre es profesor. Este vulgarismo está muy extendido, pero es inaceptable. Si no se produce la doble adyacencia semántica y gramatical, sí puede utilizarse que su: Las mujeres se casaban con los hombres que suspadres elegían. (Los padres no son de los hombres, sino de las mujeres).

Sin embargo, a pesar de lo que afirmo en esta introducción técnica, he encontrado este uso inadecuado en tres magníficos poetas españoles. He aquí las citas:
oOo
“y llore sólo aquel que su Medusa
en piedra convirtió”.
Antología poética, Luis de Góngora, 1627; SGLE, S. A. 1983, p. 93.
No tiene excusa por la métrica, ya que cuya también tiene dos sílabas. Además, su uso evitaría la cacofonía aquel que y reforzaría onomatopéyicamente el significado del ‘llanto’, al reiterar el fonema /y/ en llore y cuya.
oOo
“Mi corazón, una febril granada
de agrupado rubor y abierta cera,
que sus tiernos collares te ofreciera
con una obstinación enamorada”.
Antología poética, Miguel Hernández, 1942;Círculo de Lectores, 1977, p. 147.
Debería haber escrito cuyos, y a la corrección morfológica se añadiría la intensificación fonética de la aliteración con collares, reforzando el significado ‘tierno’ del mensaje: cuyos tiernos collares…
oOo
“¡Ah! ¡delirio! ¡delirio…! Al través de una rama
una Sombra adorada ligera se mueve:
una Sombra con cara de lirios y nieve,
que sus labios me ofrece y gimiendo me llama…”.
Juan Ramón Jiménez, 1958; edición de Javier Blasco, Cátedra, 1995, p. 108.
En esta última cita podemos decir que se pierde la intimidad que produciría el uso de cuyos. Con él, los labios se unirían con mayor intensidad a la Sombra, y el deseo de besarlos se reforzaría: cuyos labios me ofrece…
Hay otra vertiente interpretativa para estas tres citas: los autores recogen el uso popular en su poesía. No quieren encerrarse en su torre de marfil. De ahí esta aparente incongruencia. Respetémoslos, pues, un tanto asombradamente.
12-10-04.
(56 lecturas).

 

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