Uno de los personajes famosos que colaboraron en Tanteos fue Francisco Rabal. Algunos recuerdan que, delante de Burgos, Lorite, Martos y otros, me presentó a Nuria Espert como un importante redactor de un periódico valiente, rebelde, revolucionario; y, eso, desde un colegio de “jesuitas”(dijo esta palabra como si imitara la peor imagen que tengamos del padre Navarrete Loriguillo).
Poco antes de su muerte estuvo en Almería y me publicaron este artículo en el periódico local La voz de Almería. Rabal me citó dos horas antes de su disertación en el camerino y recordó junto a su señora Asunción Balaguer su visita a Úbeda, cuando interpretó Llanto por un bandido; cuando recibía Tanteos; y cuando nos vimos en Castellón actuando para María Rosa, de Ángel Guimerá.
Fue una entrañable y cordial velada. Al final de su recital en el teatro Apolo declamó, de José Martí, “Cultivo una rosa blanca”… y lanzó sendas rosas a su señora y a la mía.
«El aprendiz de electricista de unos estudios de cine madrileños que “descubriera” Rafael Gil, viene hoy a Almería a un recital de poesía.
Quedan atrás sus años de protagonista de importantes películas hechas con poco presupuesto y mucha ilusión: Amanecer en puerta oscura, El beso de Judas, Hay un camino a la derecha…
Con su “tío” Luis Buñuel alcanza prestigio internacional: Nazarín, Viridiana, Belle de jour… Hace en Italia, con Antonioni, El eclipse, en Francia lo reclaman directores importantes como Claude Chabrol y Jacques Rivette. Interpreta con Carlos Saura Llanto por un bandido, y al jurado del Festival Internacional de Berlín le parece que la secuencia de la pelea a muerte con Lino Ventura es demasiado violenta. (Me comentaste desilusionado que, precisamente en la Alemania del exterminio nazi, repudiaran tu película por tal motivo). En este film, sobre la vida de José María el Tempranillo, censuraron una secuencia en la que Buñuel, como verdugo, ajusticiaba a alguien a garrote vil, en una retorcida alegoría del Generalísimo Franco.
Francisco Rabal era, como me decían en la Unitalia Films de Via Veneto o en la Unifrance Films de los Campos Elíseos, el mejor actor español. El periódico Pueblo lo distinguió como Famoso del Año en las largas Navidades del 64, pues debido a un gravísimo accidente quedó postrado durante un tiempo. (Me escribía sobre sus proyectos, que no se pudieron realizar). La mujer de paja con Gina Lollobrigida —que acababa de “enamorar” por partida doble a Rock Hudson en Pijama para dos y Cuando llegue septiembre— y que tuvo que hacer Sean Connery, que ya era el Agente 007; otra con Lana Turner en Hollywood y que interpretó John Gabin; y otra más con Eduardo de Filippo en Cinecittá con Sofía Loren —que ya había “alternado” con Clark Gable en Capri— y que protagonizó Marcelo Mastroiani.
Volvió a empezar de nuevo; tuvo que disimular una larga cicatriz en la cara, empezó a mover las manos… Rabal fue la mejor voz del teatro español en La vida es sueño y Don Juan Tenorio, con decorados de Salvador Dalí.
Hoy, en el teatro Apolo, nos va a recitar el Cantar de los cantares de la izquierda universal, desde Miguel Hernández a los versos sencillos del líder de la revolución cubana, José Martí.
Que vaya equivocado. No es la antología poética de la lengua castellana. No “volverán las oscuras golondrinas” de Bécquer, ni habrá “hurí del Edén” como en la “Oriental” de Zorrilla, ni oiremos “Las fuentes de Granada” de Villaespesa.
Por encima de su perfecta declamación y de su inolvidable interpretación, y más allá del bien y del mal de las métricas más o menos académicas de los poetas elegidos, está su compromiso con esa generación, olvidada a veces, de almas inquietas por la libertad (el pájaro Azul de Rubén Darío, otro olvidado hoy). Decía Antonio Machado que “la poesía jamás podrá tener un fin político. No puede haber un arte proletario ni un arte fascista”.
Sentiremos el alma de poeta que Rabal ha llevado siempre. Versos en la puerta de su casa de la Ciudad Lineal, versos que publicó en ABC que, si no fuera por el respeto que le merecen los metros que va a recitar, hoy nos brindaría los de su cosecha, siempre improvisados o repentizados…
Hoy el Parnaso está en Almería. Viene en nombre de todos ellos: Paco Rabal, el poeta.
29-03-10.
(76 lecturas).
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