Felicitación por la Navidad de 2005

Decía una leyenda que al principio sólo había un paraíso de agua y luz donde los peces vivían sin sujeción alguna.
De entre las aguas surgió una isla, y hubo una vez un pez que saltó a ella, se convirtió en lagarto y, en un larguísimo carnaval, se disfrazó de ratón, de águila, de chimpancé…; se enarboló, aprendió a tirar piedras, dijo: «yo», y se sintió un dios.

Aquellos lagartos disfrazados, algunos ya dragones, inventaban cosas que siempre acababan mal, hasta que un día apareció en la isla un niño que sólo traía una palabra: amor. Y los lagartos comprobaron que, con ella, sus inventos terminaban bien y ‑¡oh, maravilla!‑ al pronunciarla, perdían el disfraz y volvían a ser los peces de aquel mundo primero.
Esta es la historia que un poeta viejo y sabio contaba a su nieto para explicarle por qué se sumerge a los niños en agua cuando se hacen cristianos, y por qué en el mundo se celebra, cada año, aquel día en el que llegó al mundo un niño que sólo trajo una palabra con la que, al decirla, los hombres regresan al paraíso.
Y aquel poeta siempre terminaba el cuento diciendo: “Todo lo mueve algo que, de no ser el amor, no sería nada”.
josé del moral de la vega
30-11-05.
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