Supongo que la mayoría de nuestros oyentes conoce la existencia de un Colegio Público de Educación Especial, que es señero en toda la región y que forma parte del paisaje educativo de nuestra ciudad.
Este centro acoge a personas seriamente afectadas en su personalidad, en su inteligencia o en su motricidad y, frecuentemente, con plurideficiencias en estos tres aspectos vitales del ser humano.
Con estos mimbres de naturaleza quebrada, poco generosa en las capacidades intelectuales, con graves dificultades de adaptación a la vida y a la realidad furiosamente competitiva del exterior, se ha tejido una urdimbre de solidaridad, lucha, esfuerzo, capacidad de superación y buen gusto, que ha dado por resultado la formación de un grupo llamado Contrastes en el que alumnos entre 4 y 20 años simbolizan, imaginan, sueñan, representan y adaptan obras teatrales desde 1985.
Estos niños o jóvenes del Colegio de Educación Especial Primitiva López, revistiéndose de una fuerza especial, aparcan sus deficiencias, transformándose a su vez en la expresión de ideas, sentimientos y situaciones a las que acceden a través de trabajo, disciplina y tesón dignos del mayor aprecio y consideración por quienes lo observamos desde una condición física y psíquica más equilibrada, aunque también más distante.
Pero esta admirable metamorfosis que percibimos en estos jóvenes actores cuando asistimos a una representación teatral protagonizada por ellos no hubiera sido posible sin la colaboración de muchas personas e instituciones. Concejalía de Educación, maestros y personal no docente del centro educativo, padres de alumnos y un largo etcétera contribuyen a dar vida y luz propia a quienes sin su cooperación seguirían instalados en la penumbra de sus incapacidades y limitaciones. Desde mi experiencia juvenil en el campo del teatro escenificado y leído doy fe de las dificultades que estas representaciones entrañan.
Creo, no obstante, que es preciso destacar, sin que esto sirva de desdoro para el resto, la figura descollante de la directora del Colegio, María José Puerto, cuya inteligencia, tenacidad y grandeza de alma, desde hace muchos años ya, espolea corazones, conciencias y voluntades hasta hacer manar los mejores sentimientos y disposiciones de quienes pueden ayudar a la consecución de esos nobles objetivos de integración y desarrollo de sus alumnos.
Y, en cuanto al grupo Contrastes, hay que citar a una persona enamorada y conocedora del teatro, José Salguero, que, con paciencia, sabiduría y amor, mucho amor, ha sabido extraer los más escondidos recursos estéticos de estas personas con discapacidad.
Cuando hace varios días asistí, en el teatro del Colegio, a la representación de una obra teatral basada en El Quijote de Cervantes, que ellos llaman “En un lugar de la imaginación”, se me agolparon sensaciones de emoción, satisfacción, deleite, solidaridad y no sé cuántas más, porque noté que, por unos instantes, el mundo mágico y onírico de El Quijote, lleno de poesía e idealismo, había sustituido a ese otro mundo más prosaico y hostil de la realidad cotidiana.
Largos años de vida para el grupo teatral Contrastes y para todas aquellas personas que lo hacen posible.
Cartagena, 25 de abril de 2005.
(39 lecturas).