¿Cómo que manos a la obra, pues?

Esta es mi opinión‑respuesta a la invitación solicitada por el Presidente de la Asociación con motivo de la propuesta de Antonio Lara y secundada, con matices, por Pablo Utrera, sobre los comentarios críticos que se harán a los artículos que aparecen en nuestra página.
Yo no estoy de acuerdo con ella. En primer lugar porque crear la figura “oficial” de un “censor” o censores, y además tan cualificado, será motivo suficiente para conseguir el efecto contrario al que se pretende. Frenará la participación en vez de animar y estimular.

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El obispo, Zapatero y el estatuto

Como siempre, leerte, amigo Dionisio, es una gozada. Describes de maravilla las situaciones vividas en nuestro común pasado. Precisamente tu último artículo me ha traído a la memoria uno de los actos que yo más desdeñaba. Nunca me gustó el boato, tanta solemnidad, tanto personalismo, tanta veneración… Además, aquel obispo, cuyo nombre me enseñaron a decir desde tempranísima edad, no me caía bien. Tenía aspecto de vivir como un rey y yo no entendía bien, nunca lo entendí, cómo el evangelio de los pobres ‑creo que no hay otro para los ricos‑ armonizaba con tanta majestuosidad. De una de sus paternalistas pláticas recuerdo una frase que me impactó: “Quien ve al obispo es como si viera al Papa y ver al Papa es como ver a Dios, luego vosotros estáis viendo a Dios a través de mi persona”. O sea que el camino de la visión celestial pasaba por su Ilustrísima. Tenía yo doce o trece años y me sentía sobrecogido ante tanta sencillez emanada de tan altísimo rango. ¡Qué mitra! ¡Qué báculo! ¡Qué anillo! ¡Qué vestuario! Yo no sé si a través de toda esa parafernalia se llegaba a Dios. Al Jesús del Sermón de la Montaña, no. Eso pensaba yo en mis cortas y adolescentes luces.

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Más conocimientos, más exámenes: ¿Cuál es la clave?

Hoy es el día de la entrega de notas en todos los centros educativos. Día de reflexión, de lágrimas, de alegrías, de promesas rotas, de regalos frustrados, de felicitaciones…

Dicen que el nivel académico de España ha descendido, situándose entre los más bajos de los treinta países desarrollados, aunque por encima de EEUU, Italia, Portugal, Grecia, Turquía y México en Matemáticas; y de Luxemburgo, Portugal, Italia, Grecia y Eslovaquia, Turquía y México en Comprensión Lectora. Afirman, también, que la violencia en las aulas es generalizada, que los docentes estamos desprestigiados, que la culpa de todo la tiene la LOGSE , que la LOE es más de lo mismo… Y todo esto, a pesar de la cantidad de horas que el profesorado de ESO dedica a preparar exámenes, ejecutarlos, calificarlos, rellenar boletines y actas, entregar las notas, sentenciar éxitos y fracasos… en la última etapa obligatoria del sistema educativo.

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Canción de otoño

A don Jesús María Burgos Giraldo,
un maestro que en su plena primavera nos enseñó a no temer al otoño.

Me gusta caer en una especie de ensueño, cubierto de arte, oyendo palabras suaves, tan suaves que no se pueden entender, pero que alivian el alma y hacen feliz al espíritu. Trasportan al espíritu a las alturas superiores, donde no existen la monotonía ni la prisa de la vida.

 

La cita fue escrita por Salvador Dalí allá por los años de su ambigua juventud, cuando su pujante rebeldía se embadurnaba de dragones azules y creaba imágenes oníricas más allá de la mente y de la muerte…

Cuando llega el otoño, a casi todos los humanos, nos ocurre lo mismo. Nos gusta caer o ascender, ¿qué más da?, sin crispaciones, como si en la caída o en la ascensión nevasen, sobre nuestra ingravidez, cáscaras de estrellas.

El otoño 2005 aún se resiste a llegar; las lluvias y los vientos andan desbocados contra la negritud de la pobreza. ¡Ni una gota de agua sobre mi cuerpo, ni una esquirla de viento sobre mi alma, que refresquen los hosannas de mis sentimientos!

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Teología de la Liberación

He leído el párrafo de un conocido periodista, que José M.ª Berzosa nos ha introducido en nuestra tertulia del café. Este tipo de personajes sólo aportan crispación a la política, manipulando la verdad a su interés ideológico. Los hay en todas las ideologías. Su análisis de la Teología de la Liberación es simplista y mal intencionado. Si bien es verdad que algunos de los seguidores de esta filosofía teológica pertenecen a grupos comunistas, otros muchos la entienden como puro compromiso de justicia social con el pueblo al que sirven, incluso dando su vida por defender una concepción más auténtica del evangelio que la de nuestros acomodados padres de la Iglesia.

He conocido de cerca a Teólogos de la Liberación. Hace algunos años co‑dirigí una obra de teatro titulada Para que el hombre no sea más víctima del hombre, de uno de estos curas “revolucionarios” (orden de la Consolata ) que pretendía denunciar la explotación de los seres humanos en Iberoamérica. Fue un espectáculo musical, patrocinado por el Ayuntamiento de Málaga en el Teatro Cánovas, en el que participaron veinte actores y actrices universitarios con orquesta del Conservatorio Superior.

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¿Dónde está el bosque?

LA TRIBUNA MALAGUEÑA
 
«El futuro de los bosques será nuestro propio futuro. Si ellos desaparecen, a nosotros nos podrá ocurrir lo mismo» (Programa LIFE de la Unión Europea).
Editado en Diario Sur Digital el jueves, 4 de noviembre de 2004.
 
El desierto avanza en nuestro país. Las lluvias torrenciales, propias del clima mediterráneo, encuentran una tierra fácilmente erosionable por la ausencia de cubierta vegetal. En la actualidad sólo queda el 20% de los bosques que hubo en el pasado, perdiéndose anualmente 67 millones de toneladas de suelo por la erosión.
Cuando aún seguimos debatiendo sobre el cauce del Guadalmedina y la reforestación a gran escala que nunca llega, la vorágine inmobiliaria que sólo quiere beneficios rápidos a costa de una masiva demanda, arrasa cuanto puede intentando en numerosos casos obviar la legislación que protege los derechos y la seguridad de los ciudadanos.

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Jesús Mendoza Negrillo, S.I.

En el curso 60-61 yo tenía 11 años y hacía sólo tres días que había ingresado en el Colegio. En uno de aquellos deportivos recreos, tuve la infeliz idea de agarrar un árbol recién plantado junto al campo de fútbol de la tercera división, cerca del edificio del comedor. Lo zarandeé irresponsablemente de un lado a otro hasta que oí una voz venida del cielo que decía:
—Deja en paz ese arbolito.
Sobrecogido, miré hacia la ventana de donde procedía la orden y me encontré con la oscura y larga sotana de un cura que, al ver mi sonrojo, no vaciló en bajar a justificar su sonora intervención.

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La frontera

El día 26 de noviembre de 2005, en uno de mis viajes a Tetuán con motivo de la presentación de Al son de una casida en el Parlamento del antiguo Protectorado Español –actualmente Salón de plenos del Ayuntamiento‑, uno de mis acompañantes, actor de la Comedia del Arte, recordaba la esplendorosa civilización de Al Ándalus mientras recorríamos la Medina en la mágica hora del atardecer.
‑Creo que la clave del retroceso de esta gente –decía‑ está en la mentalidad colectiva y estructura social que el fanatismo islámico ha generado durante siglos.
‑A veces el poder de unos impide el desarrollo de otros –contesté‑. El fanatismo religioso no es la causa principal del retroceso en el Islam. Todas las religiones tienen sectores fundamentalistas que los acontecimientos históricos han conseguido superar. Nuestra Santa Inquisición duró hasta el siglo XIX. ¿Cómo calificar aquel fenómeno religioso?

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Omar: el valor de la diferencia

Malika Abgani, llegó a Málaga procedente de Fez en 1990 para trabajar en labores domésticas. Una compatriota pagó su billete de avión y gestionó la documentación que le permitía permanecer en España como emigrante.
Educada, bondadosa, inteligente, trabajadora y limpia como una media luna, encontró así la esperanza de abandonar la difícil vida que suponía sobrevivir sin futuro en su ciudad de origen.
Viviendo en Málaga, quedó embarazada de un inmigrante marroquí y dio a luz a Omar, un vivaz niño moreno con síndrome de Down, lo que provocó el rechazo inmediato de su padre, que volvió a su país, dejándola en la más absoluta soledad. Malika ya no podía mirar atrás. En Marruecos, las madres solteras están mal vistas y son rechazadas por una sociedad demasiado anclada en el peso de la tradición.

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