Canciones con historias – 17: Éxitos por chiripa (2): Entre dos aguas

Éxitos por chiripa (2): ‘Entre dos aguas’, de Paco de Lucía.

En medio de este apartado de letras de canciones, una canción sin letra. ¿Por qué? Porque es la pieza flamenca de más éxito en España y porque la guitarra de Paco de Lucía siempre cuenta una historia, aunque no tenga letra explícita.

Portada de la primera edición de «Entre dos aguas» como disco sencillo.

Entre dos aguas” está inspirada en Algeciras, su tierra, entre las aguas del Atlántico y del Mediterráneo. Y lo más curioso es que se creó por casualidad y en el último momento: terminaba su contrato con Polygram-Philips, y tras varios discos clásicos de temas flamencos tenía que grabar un LP en ese mismo año, que ya tenía hasta título (“Fuente y caudal”), y donde quería dar un cambio estilístico profundo, cuidando hasta el milímetro cada canción. Acercándose la fecha de entrega de las cintas máster, le faltaba un tema. Ante la presión del productor de la discográfica José Torregrosa, (que también transcribía las melodías al pentagrama…ya volveremos sobre este asunto) Paco de Lucía decidió introducir esta canción sin mucha confianza, solo para rellenar (en las propias guías oficiales de la discográfica, aparece como una “canción de relleno”). Le acompañó su hermano Ramón de Algeciras, quitó el clásico acompañamiento de palmas, le añadió el bajo de Eduardo García, unos bongos de Pepe Ébano y un cajón peruano (instrumento que descubrió en su gira americana, oyendo al músico Caitro Soto, que acompañaba a Chabuca Granda con un cubo de madera sobre el que se sentaba para golpearlo como instrumento de percusión. El cajón peruano se incorporó al flamenco para nunca ya abandonarlo). Y mira lo que pasó.

Años después dijo que era una rumba que le rondaba la cabeza, inspirada en “Te estoy amando locamente” de Las Grecas, dúo que a Paco de Lucía le apasionaba. Si él lo dice… Lo curioso es que ese tema era de Felipe Campuzano, al que no le gustaba la idea de ceder posibles derechos de autor. El posible conflicto lo arregló su agente, que no era otro que Jesús Quintero, “El loco de la colina”, amigo del pianista, que resolvió cualquier duda sobre dichos derechos (que los dejó reducidos a cero, por cierto). Lo curioso es que no es el único rastro de fuentes flamencas, pues al final de la canción aparecen acordes claramente inspirados en la rumba “Caramba, carambita”, el éxito de Los Marismeños,. Y para terminar con aportes y novedades, lo ya referido sobre el acompañamiento de bajo, bongos y cajón. Un innovador.

En el documental ‘Paco de Lucía’, dirigido por su hijo, Curro Sánchez, cuenta retazos de su propia leyenda: «Fue totalmente improvisado, por primera vez en mi carrera y en el flamenco, a la manera de los músicos de jazz«.

Al ver el resultado final, una rumba flamenca instrumental de seis minutos, su mánager Jesús Quintero fue el primero en vaticinar que rompería los récords de ventas. Pero no acertó: el LP ‘Fuente y caudal‘ fue un disco que se estrenó sin pena ni gloria, vendiendo apenas 300 copias y enseguida quedó descatalogado. Pero “El loco de la colina” sabía que su pronóstico estaba acertado y decidió que ‘Entre dos aguas‘ tuviera vida propia como single, que envió a varios amigos de la crítica musical, como Moncho Alpuente, Carlos Tena y Gonzalo García Pelayo, que trabajaban en RNE y TVE. El tirón fue monumental: en ese año se vendieron 300.000 copias y estuvo en los primeros puestos de ventas durante 22 semanas. En 1976, fue single de oro.

A partir de ahí, la locura: fue el primer flamenco que tocó en el teatro Real, en el Carnegie Hall de Nueva York, en el teatro Colón de Buenos Aires, hizo tres giras por Iberoamérica y apareció en todas las televisiones (sobre esto hay una anécdota curiosa: invitado a abrir el Festival de San Remo en beneficio de UNICEF, ante un público enjoyado, con smokings y visones, el presentador de la RAI, que no tenía ni idea, dice que no lo conoce ni sabe quien es, pero que le han dicho que es una estrella. Y la presentadora dice que se llama Paco nosequé. Así da gusto.

Un final amargo: Paco de Lucía no sabía leer partituras. Ni escribirlas. Ni falta que le hacía para ser un genio musical. Pero esto fue aprovechado por el productor y arreglista José Torregrosa, que al transcribir las obras al pentagrama se autonombró como coautor, teniendo derecho al cobro del 50% de los derechos de autor de 37 canciones (entre ellas, además de Entre dos aguas,Gitanos Trianeros, El Tajo, Llanto A Cádiz, Punta UmbríaEn la Caleta, Abril en Sevilla, Al Conquero, El Vito, Fuente Nueva, Plazuela, Rumba improvisada, Serranía de Málaga, Barrio de la Viña y otras). Tras una larga lucha judicial de 12 años sus dos hijas consiguieron que una sentencia reconociera a su padre como único autor (la prueba pericial definitiva fue llevar una guitarra al juzgado y pedir a un pianista –como era Torregrosa- que trasladase al teclado un tema del maestro), obligando a los herederos de Torregrosa a devolver todo el dinero generado por los royalties, más intereses legales, y a indemnizar a la familia de Paco de Lucía con 10.000 euros por daño moral. Lo curioso es que este lío judicial nació porque en sus últimas voluntades Paco de Lucía dejó dicho que no quería que sus nietos pensaran “que era un pringao que no sabía componer…”

Autor: José Luis Rodríguez Sánchez

Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos de Magisterio de la SAFA de Úbeda (AAMSU)

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