11-07-04.
Mis alumnos con los suspensos de Junio aumentaron. Ya saltaba yo las treinta mil pesetas. ¡Capitán General! Dormía en el colegio y hacía las comidas en el Gran Hotel. Fuera yo casi contento… Pero en la casa del pobre… Enseguida me llamó el Rector. Nada más entrar, bronca por haber andado esos mundos de Dios arrastrando el honor de la Safa… Malviviendo y hurtando como gitanos…
Hasta trémolos y gallos le hacía su voz argentina… Estaba muy alterado. Y yo dudaba si acercarme, darle unas palmadas en el cuello y serenarle diciéndole: