Introito

 
Imprevisiblemente, casi sin darme cuenta, he saltado de los versos al relato corto y de éste al realismo fantástico de lo no­velesco. Digo yo que, si al guerrero se le supone el valor, al escritor se le debe asignar una adicción: la búsqueda.
En la largura de mis años, he buscado hasta quedar extenua­do. Busqué en los pechos duros de los hombres, en las manos lejanas de los dioses, en las huidas rotundas de mis deseos. Y siempre encontré latidos propios o extraños.
El volcán de mi intimismo manó lavas fluidas a veces, visco­sas otras, nunca emponzoñadas de azufres.

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El maestro de Arroyoverde

“A Pepe Aranda, por la devoción que tiene a sus educadores”.
Don Fabián ya era viejo y jubilado, pero su juventud se mantenía aún en la mirada. Había vivido durante muchos años entre la gente menuda de un pueblecito dormido sobre los primeros repechones de la sierra, alisado en sus arrabales por las choperas del arroyo que le daba su nombre. Don Fabián era el maestro, el único maestro que había tenido Arroyoverde. Había llegado un día de otoño con la maleta llena de libros y primaveras. Nadie había salido a recibirle. No supo encontrar la escuela, tampoco la iglesia. Solamente los brincos de unos niños y la sonrisa de Teresilla dieron testimonio de vida, en aquel lugar de olvido, al maestro que llegaba.

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¡Gracias, Andújar!

Han querido los cielos ‑Dios escribe derecho con renglones torcidos‑ que, en este n.º 59 del periódico Andújar hoy, en cuyas páginas hacemos gloriosa memoria a nuestro inolvidable José María González ‑Presidente de la Real Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza‑ tengamos, a la vez, que dar las gracias ‑ofrenda de gratitud‑ al pueblo de Andújar que, representado por su alcalde Jesús Estrella, ha tenido a bien designarme como Pregonero de la Romería 2013.

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Epílogo

14-12-2010.
Mi epílogo no es a modo de despedida, sino todo lo contrario, ya que tiene estructuras y alas de encuentro; un encuentro fraterno con todos aquellos lectores que, una vez hayan soportado el peso o la ligereza de estas páginas, tengan la galanura de reflexionar sobre todo lo dicho o escrito aquí.
Dichos y escritos que pudieran tener la dualidad que envuelve a toda obra humana: el acierto o el error; pues, aunque nuestra voluntad, nuestro tiempo y nuestro trabajo siempre han intentado caminar sobre las luces, sólo los dioses saben si hemos encontrado la luz o nos hemos topado con las tinieblas.

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El último indicio

30-11-2010.
Escrito en fase de maquetación y revisión ortográfica estaba el libro que hoy tienes en tus manos, cuando ha sucedido algo que, porque no acepto jamás la «casualidad», debo considerar como el último aldabonazo, la postrera llamada, el definitivo indicio que desde las alturas nos llega a la sociedad andujareña en orden a nuestro Símbolo Sagrado, la Virgen de la Cabeza: la aparición de un óleo, pintado en el año 1940 y firmado con la rúbrica de un tal Carbonell, que tuvo el pulso firme y el corazón limpio para escribir un mensaje en el mismo óleo, donde en el ángulo inferior izquierdo se puede leer «Acto heroico de ocultación de la Virgen de la Cabeza».

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El círculo

14-11-2010.
«Aun a sabiendas de esa gran verdad o mejor consejo que podemos leer en el Sefer Ha-Bair, cuando dice: No busques lo que está oculto, ni abras lo sellado, sino que adquiere inteligencia con lo que te está asignado y no te dejes atrapar por el misterio, hemos de reconocer que en Andújar no hemos buscado con asiduidad y buen tino; hemos abierto lo sellado a trompicones hasta haber extraviado los siete velos que cubrían la Vieja Imagen de la Virgen; hemos adquirido más torpeza que destrezas al descerrajar nuestros enigmas y, cuando lo hemos hecho, nos hemos quedado atrapados por el misterio, pero no atrapados por el aura roja de su verdad interna, sino por el papel de celofán o el olor a lacre con el que venían envueltos.

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Las ermitas, 4

06-04-2010.
Habrán comprobado los de Tumbas sin nombre que en Andújar no se nos puede tomar el pelo como a “piyayos” con nuestra historia, aunque tengamos santos extraños, tan extraños y mágicos como nuestro santo patrón San Eufrasio que, según la larga tradición ocultista de esta tierra, voló en un amén hasta Roma para evitar que el Papa cayera en la gloria de la lujuria.

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Las ermitas, 3

07-03-2010.
Ahora sí que continuaré con las ermitas, oratorios, capillas y un sin fin de hitos religiosos que la nobleza y burguesía local construyeron en un tiempo y casi han destruido después. Sin haber facilitado arriba la información económico‑social de Andújar, no se habría hecho muy comprensible el fenómeno religioso y económico que conllevaron estas construcciones socialmente religiosas, pero también símbolos del poder personal; en casi todas las grandes fincas y casas solariegas, sus dueños disponían de ermitas, oratorios, cruceros y hornacinas en las que era más cercano y fácil aquello de a Dios rogando y con el mazo dando.

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