08-05-2011.
Es hora ya de poner en partida
las luces y las sombras del camino,
el agua turbia y el río cristalino,
el aire y el fuego que nos dan vida.
Viento que ayer nos lanzó a la estampida.
Llama que ayer nos quemó en torbellino.
Tierra profunda sin dintel divino.
Río que siente su mortal caída.
Creer o no creer cambia la suerte
‑dicen‑ de quienes van a esta fortuna.
Yo no pretendo ejemplo ni escarmiento.
Lo cierto es que salida hay sólo una
que interroga al más fino pensamiento:
a todos trata por igual la muerte.