Un puñado de nubes, 47

25-05-2011.

Después de darse a conocer, León estuvo estrechando manos y repartiendo abrazos a diestro y siniestro. «¡Cuánto viejo!», pensó. «¡Cuánto viejo nostálgico!». Allí se fueron presentando Portal, Miguel y Juan José Jurado, Garrido Corchero, Manolo Ballesta, Galán, Curro Vela, Manolo Jurado, Juan García ‑que era de El Puerto de Santa María‑… Todos estudiaron con los “Profesionales”, menos Manolo Ballesta y Manolo Jurado que eran de Magisterio. La mayoría de aquellos “viejos” habían sido “Niños del padre Luque”, en los gratuitos de Portaceli, que más tarde irían a Úbeda. Estaban intentando organizar en la ciudad una asociación de safistas en Sevilla. León los observaba a todos. El tiempo había ajado a sus antiguos compañeros con rabia ‑a unos más que a otros‑. Sin embargo, comprobó en todos una extraña alegría juvenil. En el tiempo que estuvo con ellos, ninguno “renegó” de su condición de safista: todo lo contrario. Había en ellos un sentimiento de gratitud y un recuerdo dulcificado de las estrecheces de aquellos años. León se contagió de aquel espíritu jovial. Les habló de Alfonso, de que también estaba en Sevilla, de que había regresado de Suiza «hecho un marqués rumboso».

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