Por Dionisio Rodríguez Mejías.
6.- De granjero acaudalado a constructor de prestigio.
Mientras Velázquez hablaba de proyectos y decisión para ganarse su voluntad, Paco no olvidaba que Gálvez le esperaba dispuesto a cumplir su amenaza si no encontraba a un primo que comprara las parcelas en el poco tiempo que faltaba. Aunque trataba de disimularlo, reconocía que estaba asustado. Su fuerza estaba en la palabra; tenía labia como para hablar horas seguidas, podía ser ocurrente e incluso gracioso, pero sentía pánico ante la violencia. No le gustaban las peleas y sabía lo que le esperaba en caso de fracasar. Sintió necesidad de desahogarse con alguien que estaba de su parte, y empezó a contarle a Velázquez, con la exactitud de un reo al borde del cadalso, las visitas de Gálvez, sus amenazas, la conversación que tuvieron días antes en el despacho; los apoyos con los que contaba y el plan que había maquinado con Roderas.