“Los pinares de la sierra”, 158

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

4.- Preparando el señuelo.

Al día siguiente, un grupo de vendedores veteranos se reunieron en las oficinas de Edén Park. Asistió Fandiño, Roderas, Mercader y, algo más tarde llegó Soriano, que con orgullo manifiesto les enseñó la fotografía de un ostentoso descapotable, que había comprado recientemente. Era un soberbio Dodge Dart de color granate, con dos bandas blancas que recorrían el vehículo desde la parte delantera hasta el maletero. Fandiño parecía más tranquilo; la conversación que tuvo con su jefe, la noche anterior, le había calmado un poco, aunque no se acababa de fiar. Les explicó que Gálvez les ofrecía su apoyo en caso necesario y que había depositado su confianza en él. Lo único que le preocupaba era el aumento del precio de las parcelas. Si venderlas a dos millones y medio había sido un milagro, tratar de conseguir ahora cinco millones era una locura.

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