“Los pinares de la sierra”, 54

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

6.- La fantasía se dispara.

Aquel año, el doce de octubre cayó en viernes y, en lugar del sábado, subimos a la finca el día de “La Hispanidad”. Recuerdo que se había buzoneado en el distrito de Horta y las familias venían muy arregladas, como si fueran a una fiesta. A Paco le asignaron un señor, con pinta de buena persona, Enrique Cuartero, y a mí a un cuñado suyo, un catalán con mucho dinero, que se llamaba Jordi Font. Naturalmente, nos colocamos en el autocar, uno detrás de otro, y el señor Font y yo pasamos el viaje hablando de inversiones.

Paco, que debió de oír nuestra conversación, se dio cuenta del asunto y empezó la actuación con su cliente.

—Sí, señor Cuartero: no quieren que se sepa, para que no se dispare el precio del suelo; pero, si me guarda el secreto, le diré que, el mes pasado, la familia Samaranch compró una fase en la que no se han abierto ni las calles; y, para el mes que viene, esperamos la visita del señor Agustín Montal, el presidente del Barça. No le digo más.

Hablaba en voz muy alta y el señor Font no se perdía detalle.

―¿En serio? ―me preguntó muy interesado―. ¿Juan Antonio Samaranch ha comprado aquí?

―Perdone, señor Font: ese es un asunto muy reservado, del que no tenemos autorización para hablar.

Fue suficiente. Cuando acabamos de informar, cada uno a su cliente, nos dirigimos a ver al señor Bueno y yo le dije que el mío estaba muy interesado y que esperaba hacer una buena operación, sin necesidad de sorteo. Paco, en cambio, dijo que el suyo andaba escaso de efectivo.

—Es un funcionario aragonés, al que trasladaron el año pasado a Barcelona. Sube para acompañar al matrimonio que lleva Javier Aguilar.

―¿Aragonés? ¿Ha dicho usted aragonés?

―Sí, señor; de La Almunia de doña Godina ―contestó Paco—.

Al señor Bueno se le iluminó el rostro, se echó a reír y, dirigiéndose a los dos, nos preguntó:

―¿Les gustaría presenciar un milagro a plena luz del día?

roan82@gmail.com

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