“Los pinares de la sierra”, 48

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

7.- Con la moral por los suelos.

Me sentía engañado, timado, traicionado. Me sentía como el que llega a su casa con un sobre creyendo que está lleno de billetes y descubre que solo son recortes de periódico. Me hubiera gustado marcharme de la empresa en aquel momento, y si no lo hice fue porque me parecía una grave falta de educación. Salí de la sala, le conté al señor Bueno lo que ocurría y me miró de muy mala manera. Yo también debía de tener cara de pocos amigos, porque intentó recobrar el control de sí mismo y me acompañó a la sala de firmas con el contrato de las dos parcelas en la mano. Saludó a los clientes y, por la forma como le respondieron, no tardó en darse cuenta de que el horno no estaba para bollos. Entregó uno de los contratos a los clientes, y el otro lo dejó sobre la mesa.

Continuar leyendo «“Los pinares de la sierra”, 48»