Como ya algunos sabían donde yo vivía (desde aquel 19 de marzo), las cosas se precipitaron, pues hasta la familia que me acogía temió que me cogiesen y los encerrasen en la cárcel (por encubridores…); como ocurrió con los familiares del cura párroco de San Pablo. Por ello, intentaron buscarle remedio acudiendo a mi primera familia bienhechora. (Yo ya no podía volver a su casa, pues estaba casi completamente ocupada por rojos y comunistas…). Mas, a pesar de intentarlo una y otra vez, acudiendo a amistades y conocidos, fue imposible remediarlo, pues nadie quería arriesgarse… No tenía otra opción que marcharme, porque no deseaban tenerme por más tiempo… Fueron a casas amigas (que yo les indiqué) para rogarles y suplicarles; y la respuesta siempre fue negativa. Entonces, comprendí que, en toda Úbeda, únicamente tenía las mismas personas benefactoras que me recibieron en su casa, cuando salí del hospital… A pesar de tener tantos amigos, en otros tiempos, qué solo me encontraba…