Queridos familiares y amigos:
Los que me conocéis bien, sabéis que no iba a dejar pasar la ocasión de escribir y decir algo sobre el acontecimiento tan importante ‑al menos para mí y toda nuestra familia‑ que hoy estamos viviendo, como es la boda de mi hija Margarita. Por eso, en primer lugar quiero daros sinceramente las gracias a todos por vuestra amabilidad y deferencia en acompañarnos en este fasto (‘feliz o venturoso’, como nos aclara la Real Academia) día tan crucial y entrañable…
Comenzaré diciendo, sin rubor, que esta es mi primera prueba de diagnóstico (familiar, por cierto) en la que me examino este curso, y espero salir airoso… La segunda, como sabéis los del gremio docente, la pasaré en mayo y, ya veremos…