No es protector el cielo,
el cielo es un incendio si es noviembre
y no lo cruza ni un pájaro asfixiado.
Sobre la tierra cae
el aire vertical de los membrillos,
áspero y dulce.
El mito y la ficción.
Mago del cine o casi cine.
Doce anillos concéntricos de luz,
como bodas de tórtolas errantes
que vuelan en un círculo
de polvo clandestino,
anudan los limones.
Benévolas las horas
devastadas, benévolo
el frío de la noche
que amortaja el cadáver de la tarde.
Tuyo es el huerto, y mío
todo lo que es ausencia:
hueso, raspa de pez,
tallo de orégano,
hueco y ventana.