Fanatismos

Nos manejamos como falúa (1) entre temporal extremo, ahogados por las tremendas embestidas de unas olas y de un viento huracanado que juegan como los gatos antes de decidir si nos lanzan el postrero zarpazo para hundirnos.

Somos o nos encontramos tan débiles e indefensos que no nos atrevemos ya ni a luchar. Nos dejamos, no más.

Contrariamente ante esta nuestra actitud derrotista, suicida, los hay que enfrentan los temporales con tales fuerzas e ímpetus, con tales convencimientos, que para ellos no existe nada que pueda derribarlos. Son de ideas tan fuertemente incrustadas en sus cerebros que, a pesar de ir en el falucho y de llevarlo anegado de agua, a pesar de ver que a su alrededor los demás perecen, creen firmemente que con ellos no va la cosa, que ellos sobrevivirán, porque su fe, su creencia, su doctrina así se lo afirma y promete. Y si está basada en mentiras reiteradas, da igual, que de tanto reiterarlas se hacen creíbles y creídas.

Algunos de ellos establecen tal cortafuegos entre sí y el entorno, en base a lo anterior, que todo le es ajeno si está fuera de su cuadriculada concepción. Lo que no pertenezca a su mundo no existe; y, de existir, está justificado que perezca. Tal vez creen en el superhombre de Nietzsche, porque se sienten superiores a los demás.

Son fanáticos

Llevados al extremo, estas gentes son muy peligrosas para los demás e incluso para sus más próximos y para ellos mismos. No es extraño saber quién ha sido “pasado de rosca” en este proceso de alienación mental y termina hecho una piltrafa o termina siendo un criminal. Y lo peor es que, cuando ello sucede, quienes así lo manipularon, entonces, miran para otro lado, sin asumir su responsabilidad en el suceso. Los fanáticos son útiles a los populistas o a los doctrinarios.

Estos días leo dos casos de fanatismo (sí que hay más, pero es por acotar). Uno, el asesinado Cris Kyle. Otro, el asesino Fayhan al Ghamdi. Dos extremos.

El primero fue calificado como el más letal en la historia del ejército norteamericano, francotirador de los sealt, mito entre esas gentes. Declara en un libro que ha podido matar a más de doscientas personas, sin remordimiento alguno, porque para él eran poco menos que animales. Fuera de lo norteamericano, nada. Dios, Patria y Familia. Tres pilares básicos en su mentalidad cuadriculada. Sirviéndolos, no se puede nadie equivocar; sirviéndolos como él hacía, todavía menos. Así se va con la conciencia tranquila, a pesar de las muertes realizadas (no quiero dudarlo, en acto de guerra). Justificado el fin, justificados los medios.

Murió a tiros, a manos de otro soldado también pasado de rosca.

El segundo estaba bien mirado, pues era predicador religioso en las televisiones de su país, en la Arabia petrolera. Predicador de la intransigencia, de la intolerancia en base a interpretaciones rígidas del islam. Religión igual a ley. Y no va más. Lo que se encuentra fuera de la religión se encuentra fuera de la ley; por lo tanto, sin derecho a la vida. Hay muchos de ellos. Fomentan este clima opresivo como forma de fomentar su imperio personal, sus ambiciones, sus frustraciones proyectadas hacia los demás. No existe la empatía, la humanidad, no digamos el amor hacia los otros. Se le ha acusado de violar y matar a su hija, una niña de cinco años. Inocente. Para este fanático, no. La supuesta virginidad (negativa) de la criatura como justificación (?) de la atrocidad; ¿también para la violación anal con un palo o similar…? Las personas no valen nada, ni siquiera las que son carne de nuestra carne, ni aunque sean la viva inocencia, ante toda esa religión absurda y aberrante (o su interpretación). Valor superior ante lo que lo demás no existe si se separa o no acata. Muerte.

Verdades incuestionables, fácilmente asimilables por esa cualidad. Quien no piensa, las admite tal cual se les cuentan y basta. Por eso siempre, es verdad, estas personas nos llevarán ventaja a los que no somos como ellas. Nosotros dudamos, cuestionamos, nos liamos enredados en nuestros propios misterios sin poder llegar a desentrañar nada, pero seguimos en el empeño de saber por nosotros mismos. Equivocados, seguro. Nosotros sí que podemos ser peligrosos (para ellos); por eso nos desautorizan y nos desprestigian… ¿Quiénes persiguen a quiénes?

Fanatismos

Estamos fomentando los fanatismos. Son sencillos de entender y de admitir. Sencillos de llevar y de utilizar. No dan para pensar, pues todo ya está pensado. Hay que seguirlos sin chistar, sin cuestionarlos, sin relativismos, que son la fuente del descreimiento y de la falta de fe. Y, sin embargo, ese relativismo es el que ha permitido que la humanidad progrese, porque se activa el pensamiento y con el pensamiento la inteligencia y con la inteligencia los logros producidos por la misma.

(1) Embarcación ligera, alargada y estrecha, utilizada generalmente en los puertos y en los ríos.

marianovalcarcel51@gmail.com

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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