Me ha extrañado que nadie haya reparado en una pequeña esquela funeraria aparecida el domingo pasado en el diario “El País”, donde se registra el fallecimiento de Vicente Theotonio Cáceres, un jesuita inteligente, tolerante y, sobre todo, buena persona.
Su etapa de Magisterio que, como sabéis, forma parte de la formación académica de un jesuita, discurrió en nuestra Escuela de Magisterio de Úbeda. Su timidez y humildad no impidieron descubrir una gran humanidad y una inteligencia brillante y progresista, sin exhibicionismos. Como “maestrillo” de la 1.ª División, llegó a ser un gran amigo de todo el que se acercaba a él. Era el padre Theotonio un auténtico confidente para quien traspasase la rígida disciplina de horarios y comportamientos. Su complicidad, siendo nuestro inspector, hacia el robo de palomas en el que nos confabulamos todos los alumnos del curso, es un ejemplo de prudencia y mesura.