“Sine die”

Por Salvador González González.

En mi opinión, ahora ya sí debe mover ficha Arrimada.

Hasta ahora creo que ha obrado bien la ganadora de las elecciones en Cataluña, Arrimada, de no proponerse como candidata a la presidencia del gobierno en Cataluña, pese a ser la más votada.

Los números son los que son y, obviamente, la mayoría para sacar adelante una investidura debe ser la persona en que se pongan de acuerdo los independentistas, pues la tienen ellos y de ahí que a ellos corresponde hacer esa propuesta.

Dicho esto, sin embargo, ya creo que ha quedado demostrada la no voluntad política de la vuelta a la normalidad institucional y seguir erre que erre con la ruptura y la dinámica del procés. Los candidatos propuestos, hoy por hoy, son inviables, porque están sujetos a procesos abiertos por el Tribunal Supremo, unos en prisión preventiva por el riesgo de permanecer en dicha pretensión ilegal o riesgo de fuga, otros huidos de la justicia y, por ello, con imposibilidad física de estar presentes en un pleno de investidura; mucho menos, de ser investidos “vía plasma”.

Es decir; se sigue en un bloqueo, buscado ex profeso por parte de los soberanistas que no quieren buscar una salida, del tipo que sea: transversal o viable con algún/a candidato/a no sujeto/a a proceso judicial en el futuro.

Es decir; se está en un limbo que, al no correr el tiempo, puede permanecer así indefinidamente, sin que se vislumbre una salida o la posibilidad de que se tenga que convocar de nuevo elecciones al Parlament, por haber expirado el tiempo que fija la ley, ya que lo que se ha hecho es aparcar dicho pleno, por lo que, en puridad, el tiempo no cuenta. El reloj está parado indefinidamente. ¿Y así hasta cuándo? Es ahí donde creo que entra de lleno la ganadora de las elecciones últimas catalanas. Hasta ahora, su posición creo que ha sido la correcta. Ahora, visto lo visto, debe –a mi parecer– poner en marcha el reloj que han parado algunos y, mientras “permanecen en Babia”, corren los días y seguro, además, cobrando cada uno de ellos sus buenos sueldos, del erario público, por seguir mareando la perdiz; y así, si nadie lo remedia, burlándose de todos, empezando por sus propios votantes, que seguro no les han votado para no hacer nada y seguir en una espiral sin salida y manteniendo una Generalitat muerta y además suspendida e intervenida, hasta tanto no se reintegre en un gobierno que se haga cargo de su gestión.

Por eso, estoy convencido de que es el momento de Arrimada de dar el paso de proponerse al presidente del Parlament como candidata, a presidir el gobierno de La Generalidad, aunque se sepa que no va a lograrlo, porque los números no van a permitirlo, pero todos empezando por sus propios votantes verían la utilidad del voto depositado en ella, ya que permitiría que el reloj se pusiera en marcha y, con ello, que ya se marcara un tiempo límite a esta situación bochornosa e inadmisible, de unos políticos que dicen que aman a Cataluña y están logrando un espectáculo esperpéntico y sonrojarte a escala planetaria.

La política no consiste exclusivamente en gestos, ni mucho menos en llevar un lazo amarillo; que, por supuesto, el que quiera llevarlo que lo lleve; pero hay que tomar las riendas de una responsabilidad que los ciudadanos les han dado para ello. Todo lo demás no es más que un circo que se ha montado; esperemos que no nos crezcan aún más los enanos de los que ya nos han crecido.

Arrimada, que ha dado ya muestra de su valentía política, con ello ganaría un plus en coherencia y valoración por parte de la ciudadanía. Quizás, si da este paso, como consecuencia del mismo, surja una posición de transversalidad, que permita coordinar un gobierno con participación de posiciones diversas, pero aunados por un interés pragmático, donde puedan colaborar tendencias opuestas, pero guiadas por objetivos comunes de servir a todos los catalanes, sean estos de la consideración que sean.

Aunque ella, en esa articulación de un gobierno trasversal posible, quedase como líder de la oposición, al menos toda la ciudadanía catalana tendría que reconocerle que, gracias a su paso al frente, lo hizo posible; y, si tampoco así se logra la conformación de un gobierno de la forma que sea, agotado el tiempo prefijado, no habría más remedio que la llamada a las urnas, en una nueva confrontación electoral, que todos dicen que no desean y que si Arrimada –como he dicho– presenta su propuesta a presidir La Generalidad, nadie podrá achacarle a ella el haber intentado superar ese impase, ya que ella ha querido –y así lo ha asumido– salir de la parálisis, al proponerse como candidata en un debate de investidura, aunque se sepa que no va a tener garantizado, como tal, el voto afirmativo. Ya lo hizo Sánchez, copiando a Felipe González, a pesar de que –en ambos casos– se adivinaba que el resultado no les iba a ser favorable. Pero este paso les consolidó como líderes, de cara –al menos– sobre sus propios compañeros y votantes.

Las estrategias políticas son legítimas, hasta cuando tienen una justificación y no deben, por ello, ser inamovibles. Cada estrategia tiene su tiempo y, a mi entender, ese esperar a ver qué hacen, a los que corresponde tomar una decisión; creo ya se ha agotado sobradamente. Ahora toca a otros; en este caso, al Cs; en la persona de su líder, da el paso indicado. Ojalá sirva para los intereses generales de todos los catalanes, sean independentistas o constitucionalistas; y, con ello, se termine con esta situación que, tal como está y si no se toma esta iniciativa, corre el riesgo de permanecer así “sine die”.

bellajarifa@hotmail.com

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