“Los pinares de la sierra”, 88

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

6.- Los sabios consejos del amigo.

Al salir del cuartelillo, lo primero que hizo María Luisa fue dirigirse a las oficinas de Edén Park para contarle al señor Bueno lo ocurrido. Al principio, pensó que no habría nadie, pero oyó risas en uno de los despachos; se acercó y encontró a la señorita Claudia hablando por teléfono. Después de saludarla, preguntó por el señor Bueno y Claudia la acompañó hasta la sala, donde estaba el jefe de ventas. Iba tan afectada que daba pena verla. Se le había corrido el rímel de los ojos, tenía manchada la pechera y su cara parecía un cuadro de pintura abstracta. A pesar de ello, el señor Bueno no se echó a reír, sino que le dijo que estaba muy guapa, y la escuchó con atención hasta que terminó de explicarle su tragedia.

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