“Los pinares de la sierra”, 78

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

2.- Pisando terrenos muy peligrosos.

Uno de los vendedores veteranos del equipo se llamaba Roque Fariñas; era un gallego solitario, silencioso y reservado, que llevaba casi tres meses sin vender; pero que, semana tras semana, continuaba subiendo a la finca sin que el desánimo hiciera mella en su estado de ánimo. Apenas alternaba con el resto de compañeros; era sobrio y cuidadoso con el dinero, y solo tomaba una copita de orujo los domingos por la mañana, antes de subir al autocar. Trabajaba de camarero en una discoteca de la avenida de Sarriá y, por su constancia y discreción, se hizo amigo del responsable de seguridad de la sala, el señor Donato Gálvez, un inspector de policía, depurado unos años antes por graves abusos con detenidos. Aprovechándose de su buena relación con Gálvez, Roque Fariñas le hizo creer que se había comprado una parcela en Edén Park y, siempre que se presentaba la ocasión, dejaba caer frases intencionadas para despertar la codicia del ex policía.

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