Por Dionisio Rodríguez Mejías.
5.- Cena en “Las siete puertas”.
El año se cerró con una espléndida cena de empresa en “Las siete puertas”, uno de los restaurantes centenarios de la ciudad en el número catorce del Paseo de Isabel II, lugar de encuentro de artistas e intelectuales barceloneses. En la puerta, dos camareros vestidos de etiqueta aguardaban a los invitados para entregarles una copa de champán. Iban llegando en grupos, generalmente del mismo equipo, unos a pie, los menos en taxi y otros en moto, como Paco y como yo. Poco a poco, todos ocuparon sus localidades: los vendedores, las señoritas de relaciones públicas, los del departamento de obras, los administrativos, los publicistas y, finalmente, los expertos en marketing y el señor Guitart, abogado de la empresa. Casi un centenar de personas, no habituadas a participar en semejantes festejos, contemplaban, incómodas y cohibidas, las exquisitas bandejas de marisco del centro de las mesas, dudando entre coger las gambas con la mano o someterse a la molesta disciplina del cuchillo y el tenedor.