Por Fernando Sánchez Resa.
Cuando hace poco tiempo ha cerrado sus puertas la exposición antológica AUSENCIA DE PRESENCIAS de Marcelo Góngora Ramos (1940-2014), que ha sido tan visitada y admirada por autóctonos y foráneos, quisiera expresar mis impresiones personales al haberla pateado en varias ocasiones por el regusto de admirar su In Memoriam artístico que recopilaba su vasta y extensa producción, en donde la melancólica añoranza del pasado saltaba a la vista, de este artista ubetense de pro que prefirió no dejar nunca su ciudad natal a cambio de la fama o el dinero, pues era allí donde tenía su permanente fuente de inspiración, ya que amaba tanto a su familia, a sus amigos y a su pueblo que sabía recrear un realismo mágico, personal e intimista, cual si fuese un rey Midas convirtiendo en oro creativo todo lo que tocaba, impregnándolo de arte, amor y sabiduría, en contraposición a nuestro hiperdigitalizado universo iconográfico moderno.