“Los pinares de la sierra”, 83

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

CAPÍTULO XIV

1.- Una boda sin cura y sin iglesia.

El día dieciocho de diciembre empezaron las vacaciones, y la tarde del veintisiete ―víspera de la festividad de los santos inocentes―, todos los miembros del equipo, incluido el señor Bueno, nos vestimos con nuestras mejores galas para asistir a la “boda” de nuestro compañero. Ya que aquella unión tan singular se celebraba en una peluquería, sin iglesia y ni siquiera cura, María Luisa sugirió que para darle al acto cierta solemnidad, antes de la fiesta oyéramos misa en San Felipe Neri, una capilla muy bonita y recogida, que está junto a la catedral de Barcelona; pero Soriano se lo quitó de la cabeza.

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