Por Fernando Sánchez Resa.
Las cornetas nos despiertan desagradablemente. Son las tres de la madrugada del día 16 de enero. Nos llaman al frente, mientras la fina lluvia y el frío nos acompañan, para formar las secciones y emprender la marcha por aquellos estrechos callejones. Ocupamos nuestros puestos en un costado de la carretera y aguardamos a que el resto de las fuerzas se incorpore.