Que pasaría esta tarde
si el corazón dijera «¡Basta!»
y te quedaras sola
con el viento que azota al propio viento
en el desierto y sin lágrimas.
Después de la harira,
la carne de cordero con ciruelas
y los dulces lunares de turrón,
en verdad, en verdad te digo
que esta noche, mujer,
alguno de los dos
me habrá de traicionar.