Bonjours, madame Louise!
Vestida años cuarenta,
con el alma plisada de noviembre
y el pelo a lo garçon,
intensos tintes,
el bolso, los zapatos y el sombrero
a juego con el traje masculino
y exhalando un ajado
perfume marroquí.
El rímel y las joyas
exageran su edad inacabada.
¿Cómo reconstruir su viejo espíritu?:
les plaisirs du palais,
chanson à boire.
En el dorso huesudo
de su mano derecha
la fina quemadura
que le dejó el rapé.
Sobre la mesa tiene
un libro de poemas
que le firmó Rimbaud
y un plato de naranjas pimentadas
y tortas de castañas.
El oro es el color de su mirada,
el oro y la ceniza
y el polvo que deshace la memoria
(el té ya frío,
la hierbabuena, antigua).
En el jardín cerrado
se mueren los naranjos mandarinos.