“Los pinares de la sierra”, 114

Por Dionisio Rodríguez Mejías.

1.- Un lamentable error.

Cada miércoles, a las ocho de la tarde, se reunían los equipos con sus jefes para revisar el proceso, pulir detalles, encumbrar a los que últimamente habían obtenido buenos resultados y espolear a los que llevaban algún tiempo sin vender. No era tarea fácil conseguir que unos aprendices de pícaros pudieran ganarse la confianza de unos desconocidos y, en un par de horas, les “colocaran” la mayor compra de su vida, después de la vivienda. A muchos compañeros, les resultaba agotador aquel proceso y eran contados los que tenían constancia y fortaleza para soportar las exigencias del sistema.

En general, esa tenacidad era proporcional a las necesidades familiares, a la codicia y la ambición particular de cada uno. Les habían repetido una y mil veces que no existía un camino más rápido y seguro, para ganar dinero, que seguir las instrucciones de aquellos bribones que los adiestraban en el arte de despertar la codicia, para vivir como reyes a costa de los pardillos que creían sus mentiras.

A medida que se vendía más, crecían las comisiones e importaba menos la rectitud de los medios utilizados. Durante los meses gloriosos, se pusieron en marcha métodos afines a la estafa. Pero de repente, todo lo que hasta entonces había sido prosperidad y euforia se convirtió en desastre y descalabro. Con la resignación del que sabe que por más que proteste nadie tendrá en cuenta sus opiniones, jefes y comerciales aceptaron la subida de precios en contra de su voluntad y, a pesar de las trampas que se hacían en el sorteo, en tres semanas apenas se vendieron dos parcelas.

La tarea exigía que, si aspirabas a alcanzar gloria y dinero, tenías que soportar la tiranía del sistema y confiar en que el éxito llamaría a tu puerta, con el tiempo. Movidos por la codicia y la ambición, se acostumbraron a obedecer sin poner objeciones, sin amilanarse por las dificultades ni los dudosos métodos utilizados. Pero, a pesar de que se tomaban medidas excepcionales, no se alcanzaban los objetivos esperados. No obstante, y para facilitar la venta de la nueva fase, se desbrozó la mejor zona de la finca, una gran extensión, plana y soleada, mezcla de dehesa, sierra, jaras, pineda y tierra de labor. Se abrieron calles y se acotaron parcelas de quince metros de fachada por cuarenta de fondo; pero los resultados fueron lamentables. Era evidente que el optimismo de la dirección no era compartido por el resto del personal.

Uno de aquellos días, encontré a Paco en Los Intocables. Estaba solo, sentado en un rincón, tomando café, mientras hacía anotaciones en su agenda.

─Hola, Paco; si tienes un minuto, me gustaría hablar contigo.

Me miró con desgana, como si le disgustara mi presencia.

─Me están esperando para una reunión. ¿Ocurre algo?

─No, dame sólo dos minutos.

─Está bien, siéntate; pero procura ser breve.

Se acercó el camarero, pedí café, le ofrecí un cigarrillo y pregunté.

─¿Quieres otro café?

─Gracias, he perdido la cuenta de los que me he tomado hoy. Quizás pasan de diez, pero vamos a ver qué es eso tan importante que te trae por aquí.

Regresó el camarero con el café, esperé que nos dejara solos y me atreví a decir.

─Oye, Paco, ¿a ti te parece lógica la cabronada que nos acaban de hacer? ¿Tú crees que podremos vender esas parcelas de mierda casi al doble de precio?

Al contrario de lo que imaginaba, no se puso de mi parte ni se molestó, al menos en apariencia, sino que se mantuvo en su papel de jefe, me miró con expresión amable, como si hablara con una criatura, y respondió.

―Hay personas que solo trabajan para ganar dinero; en cambio, otros trabajamos porque nos gusta. Este trabajo nos obliga a madrugar, a vivir en tensión y a acostarnos tarde. Pero aquí se aprenden cosas y uno tiene la sensación de que su vida vale para algo. La mayoría de las personas no experimentan eso, porque no saben lo que realmente les gustaría hacer; simplemente, se ganan la vida. No tienen una actividad que les satisfaga y nunca serán capaces de dar lo que llevan dentro. ¿Lo entiendes?

roan82@gmail.com

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